Pero tiene muchos más beneficios, porque el proceso no es aislado sino que se enmarca en una dinámica del grupo donde entran en funcionamiento solidario todas las competencias:
- El pensamiento creativo es esencial en el proceso y nuestro alumnado lo pondrá en marcha sobre todo si nuestro papel docente se centra en sugerir y dinamizar más que en buscar creaciones uniformes en cuanto a contenido y a medios utilizados. Si así lo hacemos y dejamos experimentar a nuestro alumnado con distintas herramientas conseguiremos, de forma espontánea, una colección de experiencias de aprendizaje colectivo de forma que las herramientas y líneas de trabajo que unos desarrollan sirven como modelo a otros. El concepto de co-creación adquiere un sentido total.
- La competencia comunicativa es esencial en el proceso: la investigación (con todo lo que lleva de lectura, comprensión, validación, selección...), los guiones narrativo y técnico, el propio trabajo en grupos cooperativos (y todas sus implicaciones en el desarrollo de las competencias sociales y cívicas, el desarrollo de liderazgos, aprender a aprender...), la escucha activa, el debate, el efecto multiplicador de las ideas...
- La motivación que generan este tipo de actividades desde la acción y con un producto final definido y claramente evaluable con unos criterios conocidos y debatidos es innegable.